El silencio siguió presente
y rompía el oxigeno a carcajadas insonoras,
hasta que un día sacaste la daga y lo cortaste en mil pedazos.
Pudimos hablar un tiempo y yo hice mil nudos para atar la cuerda que dividimos,
pero a cada nudo que remendaba estirabas para nunca jamás quedar tensa.
No duró mucho el tiempo que te enunciaba romances,
porque conmigo volviste al silencio pero sin ser idem,
y a día de hoy sigo montando poesías que le hagan entender a este corazón que le toca remar sin tu presencia en este naufragio hacia la Antártida.
Y este engaño de silencio a grito,
de ron a ginebra,
de tu compañía a la soledad.
Se puso el día nublado
y dio paso a la tormenta.
Porque el rayo de luz esperaría a cambiar de nombre y apellidos,
a aprender como templar un corazón con solo asomar la cabeza en plena aglomeración cósmica,
y yo,
te estoy esperando pero con paciencia,
ni alma soyozando
ni corazón partido
sin querer irme ni quedarme,
a gritos te susurro tiempo.
jueves, 27 de agosto de 2015
En silencio te susurro amor. (Después de casi un año)
sábado, 15 de agosto de 2015
Siglo (Veinti)uno
jueves, 6 de agosto de 2015
El Tren.
Marcamos aquella despedida con un beso,
el tren de las nueve y cuarto se acercaba
y ya no sabia si volvería a verte.
El viaje de vuelta fue una pesadilla,
ojala me hubiera dado tiempo a darte un último beso,
pero es que el tiempo esta vez no estaba a nuestro favor,
y claro,
como todo,
me suelen salir mal las cosas.
Prometimos hablar de vez en cuando,
pero ya entiendes la distancia,
y si no la entiendes es
porque no tienes un diamante lejos.
Y no es que a ti te quiera de verdad
porque nunca me diste motivos
aunque creí que algún día me los darías,
ya me entiendes,
yo y mi inmadurez con las pequeñas cosas,
disculpame.
Pero para estos temas aún no he sacado la cabeza del pozo al que acudo cuando genero mi propia tormenta
en algún rincón de mi cajita de porcelana,
que algún día romperé por ser tan ingenuo.
Y he aprendido que,
a veces,
el orden de los factores si altera el producto,
yo te deseo,
tu le deseas,
el te desea
y yo
me deseo
no
ser
tan
subnormal.
miércoles, 5 de agosto de 2015
Límites
No me digas que el cielo es el límite cuando hay pisadas en la luna,
cuando clavaron una bandera con cientos de ideales en el corazón de un satélite enamorado de nuestro planeta,
que no hace más que darle vueltas para ver si algún día le enamora.
No me digas cuales son mis límites porque te diré que no tengo,
que he visto a las piedras llorar y hasta un elefante volar si se lo propone.
Que el universo es infinito, o eso dicen,
y yo puedo ascender lo lejos que quiera,
porque como te digo no tengo límites,
ni tú tampoco,
será fisonomía o antropología,
pero está dentro de tu cabeza,
saber hasta donde llegar,
hasta
donde
volar,
hasta cuando llorar
y hasta cuando tirar la toalla.